En las lenguas romances los nombres actuales más generalizados derivan del latín vulgar catus, palabra que aludía especialmente a los gatos salvajes en contraposición a los gatos domésticos que, en latín, eran llamados felis.
Hay docenas de razas, algunas sin pelo o incluso sin cola, como resultado de mutaciones genéticas y años de selección artificial, y existen en una amplia variedad de colores. Son depredadores por naturaleza, siendo sus presas potenciales más de cienespecies diferentes de animales. Son capaces de asimilar algunos conceptos, y ciertos ejemplares han sido entrenados para manipular mecanismos simples.
Se creía que el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) era su ancestro más inmediato, pero evidencias genéticas recientes señalan que los gatos domésticos actuales comparten una procedencia directa con los gatos salvajes de Oriente Medio.
Sin embargo, al tratarse de una subespecie puede intercambiar —y de hecho lo hace— material genético con otras subespecies de Felis silvestris. Se ha detectado hibridación con el gato montés europeo. Esta hibridación masiva se considera la principal amenaza para la conservación de las variantes salvajes. Está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

1 comentarios:
gracias por su comprensión.
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